La clave del éxito
El cociente intelectual más elevado posible, toda la formación, ¡y la mejor posible!, en los mejores centros y con las mejores instituciones, no... son los ingredientes más importantes e imprescindibles para el éxito...
El cociente intelectual más elevado posible, toda la formación, la preparación física o psíquica no son los ingredientes más importantes e imprescindibles para el éxito, según un experto.
A pesar de ser contrario a la idea más extendida en nuestra sociedad, es así de cierto y una realidad incontestable, según los expertos. Un ejemplo evidente es el archirico y famoso Bill Gates que sólo acabó segundo de carrera. De ahí que los expertos se pregunten el porqué de otorgar tanta importancia a los estudios ya que, en realidad, no parece que sea una cuestión importante para ser buen gestor o muy rico.
Después, está el tema de la ética profesional y la inteligencia emocional, términos que no parece que vayan unidos, dados la cantidad de ejemplos de corrupción que azotan nuestro país. De hecho, la posición social suele servir en ocasiones como trampolín para el fraude, de garantía de engaño, de estafa, de enriquecimiento personal a costa del social como ideología política en la práctica; de seguridad en el uso de la manipulación y el acoso, para hacernos sentir mal a todos y, en fin, para reconocer con claridad, que ciertas ideas y modelos mentales transmitidos desde hace tiempo, ya no nos ayudan a tener éxito, ni en lo personal ni en lo social.
Ejemplos como los de Gates, Edison, Einstein, Barreiros, Volta, etc, hay a montones, pero nunca parecen ser percibidos ni ser suficientes. Están ahí delante para ser vistos y aprender de ellos, pero por una extraña causa el cambio de mentalidad no se produce, con lo cual, el éxito en lo personal y en lo social se resiste a propagarse.
Si los modelos de éxito, los modelos de triunfo, los modelos que nos pueden llevar a mejorar no son reconocidos como tal, ¿cómo nos podrían ayudar?. En todo esto, una pregunta planea sobre esta cuestión, ¿está la educación cambiando su enfoque para evitar este problema o seguirá siendo la fábrica de expender títulos en la que se ha convertido?.
¿Qué le pasa a una sociedad que no reconoce a los triunfadores con honradez, por competencia sino por posiciones o titulaciones sociales?.
Como ya hemos dicho en tantos artículos en Innatia, éste cambio no es posible sin inteligencia emocional, porque la ética depende de la inteligencia emocional
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