Coaching, ¿para qué sirve?

Muchos estudiosos del comportamiento humano y social concentran sus esfuerzos en descubrir y resaltar regularidades, relaciones estables y secuencias uniformes. Ahora bien también existe un espacio para el tipo opuesto de tarea: subrayar la multiplicidad y el desorden creador de la conducta humana, percibir y resaltar una forma enteramente nueva...

Muchos estudiosos del comportamiento humano y social concentran sus esfuerzos en descubrir y resaltar regularidades, relaciones estables y secuencias uniformes. Ahora bien también existe un espacio para el tipo opuesto de tarea: subrayar la multiplicidad y el desorden creador de la conducta humana, percibir y resaltar una forma enteramente nueva.

De hecho, la coexistencia de estos dos tipos de actividad es característica de las ciencias sociales y humanas. Un ámbito donde aparece está dualidad de un modo particularmente claro en el "análisis del cambio" social y del cambio personal. Como muestra A.O. Hirschman, en este campo, la posibilidad de enfrentarse a una novedad genuina, nunca puede descartarse. Existe, además, una justificación especial de la búsqueda directa por la novedad, la creatividad y la singularidad: sin estos atributos, el cambio puede que no sea posible. Hirschman denominó posibilismo a la propensión fundamental de sus escritos a ensanchar los límites de lo que es o se considera posible, aun a expensas de reducir nuestra aptitud, real o imaginaria, para discernir lo probable.

¿Qué es el posibilismo?

La base del posibilismo consiste en idear rutas alternativas para escapar a restricciones y dificultades, a itinerarios y resultados preestablecidos que oscurecen y bloquean las expectativas de todo cambio. Frente a ello, se hace necesario conceptos y métodos que incrementen el número de vías en las cuales puede visualizarse el cambio.

Un primer concepto es el de bendición –o maldición- disfrazada. De hecho, muchos supuestos "obstáculos" al cambio, se han convertido a veces en un "activo" y en un incentivo. De este modo se reveló que pueden efectuarse cambios en las creencias, actitudes y, eventualmente, en la personalidad mediante ciertos actos, en lugar de que estos sean un prerrequisito de aquellos.

Se trata de un ejemplo de supuesta inversión causal pues en lugar de ser los cambios en la personalidad los que conducen a unos cambios en los actos son estos los que nos conducen a modificar aspectos básicos de nuestra personalidad. Una inversión que nos ofrece la idea de que las creencias, actitudes y valores pueden remodelarse y modelarse mediante una práctica.

Otra base del posibilismo se encuentra en el concepto de consecuencias no intencionadas de la acción humana. Emprendemos nuestras acciones por las consecuencias intencionadas que les otorgamos, pero también nos ofrecen efectos colaterales que pueden ser positivos o negativos. En la esfera del cambio, las consecuencias no intencionadas desmienten la supremacía de la idea de que el cambio es algo que debe forjarse mediante acciones rectilíneas y certeras de algunos agentes del cambio. El cambio puede ocurrir igualmente por los efectos laterales originariamente no-intencionados, de actos humanos que podían pretender el mantenimiento del estatus quo.

La bendición disfrazada y las consecuencias no intencionadas, como bases del posibilismo, sugieren que en la conducta humana existen muchas más posibilidades de cambio de las que en un principio puede pensarse. Simplemente se encuentran disfrazadas. Su búsqueda justifica la pasión por lo posible.

El poder del pensamiento positivo

Con esta exposición queremos subrayar la importancia del pensamiento positivo como enfoque de conducta y toma de decisiones. Es evidente que todos poseemos aspectos positivos y negativos en nuestra personalidad y forma de ser, pero nuestra fuerza para seguir adelante depende, en gran medida, de que nos apoyemos en los positivos.

El enfoque positivo logra que nos apalanquemos en lo bueno y que sigamos adelante, mejorando nuestra actuación y con afán de mejora y superación. De esta forma nos sentimos capaces de continuar y de desterrar el miedo que nos producen los mínimos cambios.

¿Cómo te ayuda el coaching para alcanzar tus objetivos?

La fuerza del coaching para conseguir estos logros es el conocimiento sobre uno mismo, la persistencia, la buena comunicación, la pasión por los proyectos… en definitiva averiguar nuestros elementos positivos y diferenciadores y apoyarnos en ellos para llevar a cabo los objetivos que nos marcamos y obtener resultados.

Mediante un proceso de acompañamiento personalizado de coaching podremos liberar nuestro talento a través de la detección de nuestros puntos fuertes, averiguar nuestras oportunidades de mejora y trazando un plan de acción y de seguimiento. El método de coaching incluye la reflexión, el descubrimiento, el diseño del plan de acción y el seguimiento de éste.

Por todo ello el coaching es útil para conseguir nuevos comportamientos y hacer las cosas mejor y es insustituible como elemento de desarrollo del liderazgo individual, de equipo y organizativo.

Cuantitativamente, se evalúa que el coaching proporciona un valor añadido del 75% por encima de las probabilidades que tenemos nosotros solos de alcanzar los objetivos que nos marcamos. Sin ayuda externa, nuestras expectativas se cubren en un 10% y con ayuda de un coach asesor se supera el 85%.

Todo ello nos permite destacar en el ámbito profesional y personal con nuestra impronta personal y convertir lo posible en resultado real.

1 Comentario en "Coaching, ¿para qué sirve?"

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Myriam Castillo ...

Buenos dias.
he leido detenidamente su pag. la cual me parece muy ilustrativa he interezante, en ella encontre un link nque me ha llamado mucho la atención y es el coaching para mujeres.
Me encuentro en Bogotá- Colombia y quisiera saber si aqui encuentro algo asi, uds. me podrian ayudar con esta información?
quedo en espera de su pronta respuesta.
mil gracias.
Myriam

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7 de oct, 2011 - 12:51:36

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