La importancia del vestuario para las ejecutivas

Es indudable que un vestuario apropiado forma parte indisoluble de un buen aspecto exterior y en el caso de las mujeres esta cuestión se convierte en fundamental cuando se es una ejecutiva.

Encontrar un aire adecuado a cada circunstancia profesional es el secreto para acertar en el vestuario. La imagen es fundamental y todo el mundo lo sabe, basta con recordar aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Ahora bien, qué vestir y cómo, en cada circunstancia es realmente lo importante y a la postre lo que es más complicado de conseguir.

En el mundo de los negocios adaptar nuestra imagen a cada circunstancia es importante pero no hemos de olvidar que no podemos dejar se ser quién somos. Según varios expertos de consultoras importantes, el aspecto exterior de la persona debe adecuarse a la filosofía marcada por la empresa y no a lo que nos gustaría ponernos, llevados por nuestros gustos o modas pasajeras.

Tanto un hombre como una mujer en un puesto de responsabilidad de una empresa se convierten en la imagen de la empresa y por tanto deberá transmitir los valores de esa compañía, lo que supone adaptar su imagen personal a la de la propia organización, sin que ello suponga un cambio de personalidad en la persona. Así, principalmente en las mujeres, se opte por el traje o el pantalón, lo verdaderamente importante es que las faldas no sean muy cortas ni los escotes muy pronunciados.

En otros sectores más relacionados con la moda, el arte o la cultura, la clave se encuentra en ser creativos pero siguiendo las particularidades del negocio en el que nos encontramos. Sea como fuere, un buen fondo de armario se convierte en fundamental para poder acertar en cada circunstancia ya que tampoco podemos olvidar que no es lo mismo ir a trabajar diariamente, que acudir a una importante reunión de negocios en la que hay que sorprender y agradar al otro, o que acudir a una cena de gala de la empresa.

Los expertos señalan que el gran problema se encuentra en la mujer que ocupa un puesto intermedio y que, de esta situación, pasa a uno de mayor responsabilidad, momento en el que la mayoría suele perder la perspectiva en el vestuario.