En busca de la felicidad
Un estudio demuestra que el dinero da la felicidad... hasta cierto punto
De todos es sabido el tópico que nos señala como el dinero no da la felicidad pero un estudio parece indicar que al menos la facilita, aunque no la proporciona en su totalidad...
De todos es sabido el tópico que nos señala como el dinero no da la felicidad pero un estudio parece indicar que al menos la facilita, aunque no la proporciona en su totalidad.
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) parece haber conseguido construir una imagen aproximada de lo que significa para los españoles la felicidad, como meta, en términos económicos. Según este estudio, parece claro que problemas como el bajo salario y el desempleo se muestran como principales fuentes de infelicidad, al mismo nivel que el divorcio y la viudedad. Sin embargo, el nivel de satisfacción en términos generales aumenta con el poder adquisitivo sólo hasta un nivel determinado, dependiendo éste de la realidad socioeconómica del individuo.
Dicho de otra forma, existe un punto de incremento patrimonial a partir del cual, satisfechas nuestras necesidades en el ámbito más puramente económico, las afectivas y sociales pasan a un primer término. Es entonces cuando el dinero deja de erigirse en fuente de satisfacciones y pasa a convertirse en freno para nuestra felicidad.
Por otro lado, cuanto mayor nivel adquisitivo se posee, más elevado es el status social, con lo que las aspiraciones y metas también son de más difícil acceso, lo que provoca una distancia cada vez mayor entre lo que se quiere y lo que se tiene. Dicho de otro modo, aunque la renta en términos absolutos sea mayor, es posible que la relativa en la que el nivel de endeudamiento, la especulación y otros gastos derivados de un alto nivel de vida cuentan y mucho- sea menor.
Conviene destacar que, en este punto, la visión de los españoles no difiere demasiado de la del resto de ciudadanos europeos. España muestra una paradoja en este apartado que parece confirmar las conclusiones del estudio de la FEDEA: las comunidades autónomas consideradas más pobres muestran un mayor nivel de felicidad en sus ciudadanos que las consideradas más ricas.
En otro orden de detalles, el estudio muestra cómo, por ejemplo, son más felices los idealistas que los materialistas, o los creyentes que les agnósticos. Finalmente, el estado civil también se muestra como factor determinante: los que viven en pareja muestran mayor grado de felicidad que los que viven en solitario.
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