Emociones y pensamiento

El término Inteligencia Emocional está de moda pero en muchas ocasiones se olvida que las emociones son la parte más esencial a la hora de construir esta disciplina.

En la inteligencia emocional, primero van las personas y luego, las emociones. Según Joseph LeDoux "el enfoque adecuado de análisis de una función psicológica, como es la emoción, se estudia en relación con su localización en el cerebro". Como consecuencia de ese estudio sabemos que no existe una facultad específica de la emoción, sino que las diferentes clases de emociones tienen mecanismos neurológicos específicos.

Sabemos igualmente que los mecanismos del cerebro encargados de las emociones se conservan prácticamente iguales a través de nuestra historia evolutiva. Nuestra primera misión como especie es sobrevivir, conseguir alimento, cobijo y procrear, así que estamos, de alguna manera, programados para realizar estas funciones en origen. Así podríamos indicar que las emociones pertenecen a estos sistemas neurológicos encargados de nuestra supervivencia.

Por otro lado, recordar que las respuestas emocionales se producen generalmente de forma inconsciente, sin que tengamos mucho control sobre ellas. También es importante tener en cuenta que las experiencias emocionales suelen ser más profundas que las cognitivas, por nuestra simple condición humana y, es que, las emociones pueden desplazar al pensamiento, pero éste, no es capaz de desplazar tan fácilmente a las emociones; esto se debe a que las conexiones de los mecanismos emocionales con los cognitivos son más fuertes que los que comunican los cognitivos con los emocionales.

Igualmente, la mayoría de los desórdenes mentales suelen ser emocionales. Como dice LeDoux, la salud mental es producto de la higiene emocional, con lo que las emociones pueden tener consecuencias directas y apreciables sobre la salud física.

Para terminar, el doctor Martín Seligman, quien ha estudiado por más de 25 años el papel que juega el optimismo en el ser humano, "una conducta optimista facilita la inteligencia emocional y, por lo tanto, el éxito y la felicidad. La gente optimista vive mejor, alcanza más objetivos, tiene mejor salud, disfruta más de su vida y, por ende, vive más años", asegura.