Inteligencia emocional cada mañana y al levantarnos….

Levantarse de la cama es un acto tan cotidiano que no le damos ninguna importancia, sin embargo la tiene y mucha. Es necesario levantarse cada mañana de forma optimista, sin caer en los pensamientos negativos.

La inteligencia emocional no casa con el sentimiento negativo al levantarse que se relaciona con la consabida frase: "me levanto con el pie izquierdo". Esta actitud negativa puede condicionar los acontecimientos que vamos a vivir a lo largo de la jornada; evidentemente, en nuestra contra.

La actitud y acciones que tomemos al levantarnos van a condicionar el transcurso del resto del día. Por todo ello, debemos levantarnos siempre con un espíritu emprendedor, optimista, revelador, fresco, entusiasta y agradecer cada segundo del despertar como el amanecer de un nuevo y estupendo día. Y no se trata de ser estúpido sino de saber afrontar los problemas con capacidad resolutiva, ya que nuestro talante cambiará y la predisposición a enfrentarnos a los problemas cotidianos, será diferente y, por supuesto, mucho más positiva.

Por todo ello, evitaremos como norma general discutir con nuestra pareja durante los primeros 30 minutos posteriores a habernos levantado de la cama; esto es fundamental. A pesar de que podemos sentirnos despiertos, lo cierto es que nuestro cerebro tarda en adaptarse a esta nueva situación y nos puede jugar alguna mala pasada, sobre todo si emprendemos una discusión con nuestra pareja en ese preciso instante en el que nuestro cerebro no carbura en condiciones; de ahí, que evitar la discusión, como norma, será una de nuestras tareas primordiales, nada más nos levantemos.

Mientras terminamos de despertar, consideraremos lo privilegiados que somos y procuraremos tener pensamientos positivos. Al levantarnos, pensaremos positivamente y repetiremos frente al espejo nuestros puntos fuertes y las medidas que vamos a tomar para solucionar ese problema que no nos ha permitido conciliar el sueño, desde una óptica completamente positiva. Dedicaremos el tiempo suficiente a asearnos para lograrnos venos como deseamos, sintiéndonos así más seguros de nosotros mismos. Desayunaremos en condiciones y al salir de casa, nos despediremos muy cordialmente de las personas de nuestro entorno, deseándoles una buena jornada. Una vez en el trabajo, actuaremos de la misma forma y, siempre, con actitud positiva durante todo el día, lo que generará energía favorable en nuestro entorno, al tiempo que garantizará nuestro bienestar.